lunes, 23 de mayo de 2016

Sofonisba Anguissola

Sofonisba Anguissola es una pintora renacentista, natural de Cremona (Italia) que llega a España en el año 1559 invitada por Felipe II para ser maestra de pintura de su tercera esposa, la joven reina Isabel de Valois. La pintora asiste en Guadalajara a la boda real y desde el primer momento propiciará un clima de confianza con la familia que se mantiene a lo largo de los quince años que residirá en la corte española, que abandonará en 1573 con destino a Sicilia tras su matrimonio con un noble de origen catalán, Fabrizio Moncada. Durante esos años van a pasar por delante del caballete de la pintora todos los personajes relevantes de la casa real, empezando por los propios reyes, sus hijos y las figuras más importantes de la nobleza del momento.
Fue la primera pintora renacentista con fama internacional. Apenas se conservan 50 obras y muchas de ellas se han atribuido erróneamente a otros artistas masculinos como Zurbarán, Moro, Tiziano o El Greco. Fue muy conocida, distinguida y respetada en su larga vida –más de 90 años–, y admirada por los grandes pintores de la época, como Miguel Ángel, Tiziano o Van Dyc. De los 1.100 cuadros que cuelgan en las galerías del Museo del Prado, sólo tres tienen autoría de una mujer: Sofonisba Anguissola.

Su caso desvela al detalle las razones históricas de la invisibilización de la mujer en la cultura y del hecho de que además de ser invisibles, dicha realidad sea a su vez invisible. La exclusión de las mujeres sigue siendo la normalidad e incluso parece que nadie quiera reparar en ello, ni siquiera las interesadas. El olvido de la representación femenina hace de Sofonisba Anguissola –pintora en la corte de Felipe II– notaria de una extraña realidad aún hoy perdurable. Cuando en 1559 llegó a la corte de Felipe II como dama de la reina Isabel de Valois, Sofonisba Anguissola ya tenía obra y un extenso currículum artístico. Había pintado agradables escenas domésticas, algunos memorables retratos de humanistas o colegas, y autorretratos, como haría el resto de su vida. Incomprensiblemente, Sofonisba Anguissola no firmaba los lienzos que pintó para la corte.


Autoretrato 1534



















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